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PERIODO DE ADAPTACIÓN – Recomendaciones

El periodo de adaptación en la etapa de infantil, sobretodo en el primer ciclo, es un tramo en el que todos nos enfrentamos a nuevos retos, cambios e inseguridades. Y desde mi punto de vista, es crucial pasarlo con respeto, paciencia y cariño, por el bien de todos. Pero, ante todo, por el bienestar de nuestros peques.

Hace cosa de un año, antes de tener el blog, escribía en instagram varias entradas hablando sobre este tema. Por tanto, esta entrada será una ampliación de lo que os hablaba por allí.

¿Qué es el período de adaptación?

En primer lugar, recalcar que cuando hablamos de adaptación no solo nos estamos refiriendo a los peques. Los papis y nosotras, las seños, también pasamos por ese proceso, aunque con mayor comprensión de la situación. Por tanto, es una adaptación para todos.

Así pues, vamos a definirlo como un proceso de transición a través del cual debemos abandonar una rutina en un entorno familiar, que nos proporciona seguridad y confianza, para ir descubriendo un nuevo medio desconocido.

Los peques serán, probablemente, a quienes más les afecte la adaptación, ya que aún no saben cómo afrontar la situación y expresar sus emociones.

Aquellos que ya conozcan el cole porque hayan estado en años anteriores, tendrán que adaptarse al aula, los nuevos amigos y a la profe. Seguramente conocida, pero no la referencia que tenían el año anterior. Y si se da el caso, en que repiten seño (una suerte) llevarán mínimo un mes sin verla.

Los alumnos nuevos, tendrán que adaptarse al nuevo mundo que están por descubrir… ¡y que les va a encantar!

Los papis y mamis tendrán que adaptarse al proceso de separación, la pena de (algunas veces) dejarles llorando, a los cambios que puedan presentar y también, a la nueva seño. En la que van a tener que aprender a confiar.

Y nosotras nos adaptaremos a los nuevos alumnos y las características de cada uno, a sus padres, a la rutina, etc. Así que, para empezar tendremos que llegar bien cargados de amor y paciencia.

¿Cómo afrontarlo desde casa?

Debemos tener en cuenta que es un momento en el cual nuestros pequeños empiezan a ampliar su conocimiento del mundo y seguramente, vivir una de sus primeras experiencias a solas. Sin la protección y seguridad de mamá y papá.

Si tu peque ya ha estado otros años en el cole, el volver a retomar una rutina, después de uno o dos meses de vacaciones, también le costará. Es normal, que tanto los peques, como vosotros sintáis una sensación desagradable al tener que separaros. No pasa nada.

Ante esta situación, no es de extrañar que presenten sensaciones de abandono, desprotección o inseguridad. Incluso muestren cambios conductuales como dormir mal por las noche, tener pesadillas, rabietas, pérdida de apetito. También, pueden verse más alterados, comenzar a morder y/ pegar, hacer pipí encima, etc.

Son formas que tienen de expresarse , dado que su lenguaje aún no está suficientemente desarrollado para expresar sus emociones de manera oral.

Recordemos que no son solo ellos quienes se adaptan , sino que nosotros como adultos (incluidas las profes) también nos estamos adaptando a ellos y a la nueva situación.

Por ello, siempre os recomedamos:

  • Procurar que los lleve y recoja una persona de apego, ya que les generará seguridad. – «Si mamá o papá, que tanto me quiere, me deja aquí no tendrá que ser tan malo»
  • No caer en la tentación de no llevarles algún día. Respetar los horarios y rutinas de casa y del centro. Llevarlo con normalidad. Es importante seguir siempre una misma rutina, a la que puedan habituarse. Eso les generará seguridad al ser capaces de adelantarse a los acontecimientos.
  • Tener despedidas breves. Aunque nos cuesten mucho. Tienen que sentir que «no pasa nada malo«. Trasmitirles seguridad, amor y confianza cuando los dejéis en brazos de las profes.
  • Evitar chantajes afectivos del tipo «si lloras me pongo triste«. Si lloran es porque así lo sienten y se expresan. Si les decimos eso, le sumaremos un sentimiento de culpabilidad por expresarse.
  • Evitar mentiras estilo «si no me voy, me quedo aquí fuera«. Generan desconfianza y el adulto pierde credibilidad ante el niño. He visto niños desesperados por acercarse a la puerta e intentar abrirla, creyendo que sus padres estarían detrás. Las mentiras, nunca son buenas.
  • Intentar posponer cualquier otro cambio brusco en su vida como la retirada de pañal, chupetes, cambios de habitación, etc. Al menos, hasta que la adaptación al cole se haya superado. Un paso a la vez.

¿Cómo afrontarlo desde el aula?

Recordad que este periodo no es más que un tiempo que cada niño necesita para sentirse seguro y confiado en su nuevo entorno. Hasta llegar a aceptar voluntariamente la situación. El tiempo de duración será relativo y único para cada niño.

Por lo cual, es normal que aquellos alumnos antiguos tengan un tiempo de adaptación a la nueva seño, la nueva clase, los nuevos compañeros y las rutinas que vuelven a implantarse tras el verano.

Y que los recién llegados necesiten todavía un poco de tiempo para sentirse seguros y arropados a nuestro lado, para hacerse con el espacio y con los amigos.

Mientras tanto, viviremos situaciones de rabietas, pataletas, llantos que utilizarán para expresar su descontento y falta se seguridad. Es un momento en que empiezan a ampliar su conocimiento del mundo y seguramente, vivir una de sus primeras experiencias a solas, sin la protección o presencia de sus padres.

Por eso, desde el cole debemos:

  • Recibirlos con amor y alegría. Mostrarles que están seguros, abrazarles, tratarlos con cariño y mucha paciencia.
  • Si necesitan llorar, dejarles. En mi opinión, tienen que sentir que pueden liberar su frustración y que estaremos ahí para apoyarles y darles la contención que necesitan. Intentemos evitar frases del tipo «no se llora«, «deja de llorar que no pasa nada«, etc.
  • Preparar actividades sencillas que les permitan conocer los espacios del aula. Sacar cada día un material o juguete y sentaros a jugar con ellos. Poneros a su altura, demostrarles lo bien que se está en el cole.
  • Prestar atención a todos los niños por igual. No porque un niño no llore, significa que no lo está pasando mal. Pueden mostrar aislamientos o cambiar el comportamiento en casa. Por tanto, es primordial la comunicación diaria con las familias.
  • Entrar al aula con actitud y pensamientos positivos. Las buenas energías se contagian y recordad que todo pasa. El periodo de adaptación suele ser algo más movido las primeras semanas y no todos los años es igual…
así que… ¡ánimo! ¡Y a por el nuevo curso!

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